lunes, 3 de mayo de 2010

"y que queda para el diamante...", por Violeta

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Martes de la semana pasada, sos, diamante, bizarro.

El diamante hecho de resina líquida de Domingo Sánchez Blanco, que de buenas a primeras, vía Lorena Amorós, profe de Proyectos I, me toca interpretar o darle algún uso performativo. En un principio casi que no me atrevo a aceptar, por recordarme al trabajo de azafata del que abomino por una experiencia que tuve hace tiempo. Me convence Ernesto, al hablar inesperadamente de la amistad y al traducir lo que me planteaba Domingo de manera que me resultaba comprensible y me hacía entender mejor la manera de ser, forma de hablar de éste.

La cosa estaba mal, porque Domingo en un principio me comentó de vestirme en plan sensu, taconazos, tipo azafata de coches formula 1, etc. Algo con lo que no me sentía cómoda. De hecho cuando volvíamos de cenar algo, de camino al hotel ellos y yo a mi coche, Domingo encontró esta carta en el suelo,




y me la dio, diciendome que así es como tenía que ir vestida para lo del diamante, a lo que le contesté, como acto reflejo, "y qué queda para el diamante..." que puede parecer una tontería no exenta de humor, pero supone al mismo tiempo una reflexión profunda acerca del tema.

Acabé diseñando un velo daliniano (término utilizado por Fernando cuando le contamos, o describíamos a Lorena lo que había hecho), negro con un orificio o redondel por el que mostraba la boca, mis labios pintados al estilo japonés, de geisa, una especie de corazón en el centro de los mismos; en la cabeza un panecillo, ladeado, a lo surreal, a modo de gorro de azafata, sujetado por una cinta negra del pelo. Mis gafas grandes, puestas también, pantalones cortitos y medias de encaje, para dar ese inevitable toque sensu tan esperado.
Arrabal estuvo encantado al verme, si bien tuve que echarme para atrás instintivamente al aproximarse él de golpe y porrazo, llevó directamente su mano a mi boca, intentado luego mover el velo, como queriendo comprabar la realidad del asunto. Durante el espectáculo que nos ofreció, vestido medio de japonés y con una copa de vino en mano, dijo, que la boca de la mujer no estaba hecha para ser introducia en los genitales masculinos, ni más ni menos; igual por ello quedó sorprendido al ver mi velo y los labios pintados de esa forma. Pensaba que diría algo de Dalí, o Gala, por lo del pan en la cabeza, ya que en su paseo por la expo, los había mencionado en un par de ocasiones, sin embargo no comentó nada al respecto.

También escribí un texto, que es el que aparece en la imagen siguiente (lo de prueba fotográfica era para que efectivamente se hicieran una foto conmigo, con el diamante y también mejor si aparecía Domingo y les firmaba luego el papel...)






La imagen en cuestión, de medio super heroína, medio efige, guardiana del diamante, etc., la añado proximamente.

Aunque Domingo, me comentó que yo había conseguido casi realizar algo propio y personal mío, con mi intervención, no lo considero del todo así, pero sin duda, agradezco que me lo dijera, y sobre todo haberlo conocido, y poder profundizar un poquito mejor en sus trabajos. Me interesa enormemente el de la venus rajada, he leído el libro, y pensaba en que debía hacer algo en relación al mismo, al ver su trabajo, me emocioné ante la posibilidad de plantear algo, no ya en continuación con el suyo, pero sí con algo en común, o contando ya aunque sea con su curiosidad e interés, o por el mero hecho de poder interpretar, escribir sobre su pieza, vaya. Por otro lado, algo cierto es que esta movida del diamante me inspirará un relato al menos, o un cuento.

En cualquier caso, menuda semana de fábula como decía en el otro post, que culminó el domingo con mi cumpleaños, en una especie de renacimiento al que me lleva tanta emoción y renovación anímica, positiva para mí hasta límites insospechados. Ha sido como una especie de campamento, del que después de unos días, de haber hecho amigos, y de llevarte bien con todos, hay que volver cada uno a su casa, tras haber estado conviviendo y compartiendo cosas. No hay que caer en lo anecdótico, y hay que tener voluntad de continuidad, pienso.

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