domingo, 16 de mayo de 2010

Sileno con vestimenta y embozadura



Estoy leyendo el interesante libro de Fernando R. de la Flor: Pasiones Frías. Una perla de su texto nos habla de la identificación barroca de Cristo "como el "Sileno cristiano", tal y como lo expresaba un Erasmo en su Adagio "Los silenos de Alcibíades": "¿Y por ventura no fue Cristo un mirífico y adorable Sileno, si es lícito hablar de él de esta manera?" Como se sabe, la estatua de Sileno sobre un pilar de Hermes se utilizaba par custodiar las obras de arte, pues la estatua, a menuda basta y mal rematada, se encontraba hueca, permitiendo colocar en su interior la verdadera pieza maestra." No es necesario remarcar la importante dialéctica entre la geometría (de las pasiones) interior a la fortaleza del alma y el mundo determinado causalmente de la exterioridad pura: la brutalidad del objeto. La psicología barroca performa su subjetividad por medio del disimulo y la seducción que es una suerte de saberse sujeto en la objetualidad para los otros. El hombre estatua, el melancólico y la mudez. El individuo comprendido como carcel de sí que habita en un mundo de apariencias que, más allá de toda lógica de la simulación, tienen como objetivo el ocultamiento. En la España de los Habsburgos no es por tanto extraño la preponderancia de una estética hermética y ocultista a todos los niveles, que se mantiene hasta bien entrado el siglo XVIII. Es por todos conocido el famoso Motín de Esquilache, acontecido en 1766, en el que se sospecha tomaron parte 40000 ciudadanos, que estuvo a punto de poner en jaque a la monarquía borbona, el cual fue suscitado a partir de un decreto que pretendía reglamentar la vestimenta tardobarroca imponiendo severas restricciones como la prohibición de la capa larga y el chambergo (sombrero de ala ancha), con el pretexto de que, embozados, los madrileños podían darse anónimamente a todo tipo de atropellos y esconder armas entre los ropajes.
____________
Nota: aquí os copio la famosa sentencia de Sileno a Midas (referida por Nietzsche en El origen de la Tragedia): "Lo mejor para el hombre es no haber nacido en absoluto. Pero, a falta de esto, lo mejor que le es dado al hombre alcanzar, aunque inferior a lo primero, es morir tan pronto como ha nacido."

No hay comentarios:

Publicar un comentario