martes, 18 de mayo de 2010

LONG LIVE, BRODERS

El poco delirante estado de gracia que la fiebre y las cagaderas otorgan, justo cuando el invierno cae en las Antillas Andinas, da el tiempo no justo ni esperado para reflexionar de todo, de manera desenchufada (unplugged) menos de la corna. Es un hecho evidente que mis últimas temporadas no son las mismas desde que fui enrolado en Bizarro 2.0. La invitación al ex-contubernio caníbal llegó una tarde cuando vacilaba escuchando a Ronnie James Dio, sacando cuernos con la mano de un lado a otro. De hecho trabajaba en uno sencillos meta-satánicos cuando Taun me dió el alta. Había leído el historial de los posteos de las huestes bizarras y caché que el enrolamiento era con chaleco antibalas incluído. Nada nuevo considerando mi prontuario. El asunto es que Dio se murió hace unos días. Lo supe tirado en cama por el virus gripal no se cuanto. Lo heavy fue recordar, en ese momento, no sólo las parrillas del ahora extinto vocalista de Elf, Rainbow y Black Sabbath, sino también la banda sonora que acarreaba al ser fichado por la cabrona y canibalezca hermandad de los 2.0.

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