jueves, 13 de mayo de 2010

Esta semana he tenido una concatenación de secretos placeres. Dejar que mama te arrope mientras ojeas distraidamente la agenda del enemigo, adelantando y emulando sus movimientos mientras se acerca el final de los exámenes. Hacer uso de un signo no convencional con el objeto de despertar un significado ocasional del hablante, a saber: aprovechándo la diferencia entre el decir y el mostrar proyectar sobre el otro la atracción, con la soberana intención de hacer pasar el signo por un gesto natural, mientras que lo que se dice es la banalidad, el gesto; el deseo, en el fondo, se muestra sin ser comunicado. La totalidad de los signos emitidos según el imperativo de un deseo que tiene en si mismo su origen. Desear desear, como fin en si mismo, me conduce a provocar en el otro la enajenación. Escucho a Miguel decir: "no hay una forma universal de encuentro, he ahí el problema de la traducción." Me pongo una camiseta encontrada de mujer en el tren camino a casa. Lo habían comprado en Zara y su precio es 7.95 €.

No hay comentarios:

Publicar un comentario