El rinoceronte y el escarabajo-rinoceronte son los miembros más grandes de sus especies. Ambos poseen máxima protección sin disminuir la movilidad y con un peso soportado. Los armeros siempre han intentado lograr esta relación fundamental del cuerpo tridimensional frente a la superficie bidimensional protegida. La armadura con el paso de los siglos ha llevado como límite casi el mismo peso (24 kilos) que el de los actuales soldados. Y articulada con una infinidad de piezas que se deslizan unas sobre otras con el movimiento. Es digno de señalar que para aumentar al máximo la protección, dentro del peso requerido, el armero adoptó dos tácticas: grosor variable y deflexión. Ya no sólo para que la armadura resistiera los golpes sino también para desviarlos. Evitando las consecuencias o poniendo en uso el efecto escalar entre superficie y volumen.
martes, 11 de mayo de 2010
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