lunes, 24 de mayo de 2010

Auswitch anegado


Mi padre vuela hacia Polonia. En ese país se están registrando la que se considera es una de las peores lluvias torrenciales de las últimas décadas. Ascienden a 15 los ahogados. Mi madre asegura haber visto en televisión imágenes de Auswitch completamente inundada, el agua alcanza un nivel por encima de los barracones. Me gusta esa imagen: la historia anegada por las circunstancias climatológicas del presente. Representa de manera bastante adecuada nuestra relación con el problema ecológico.

Pace Schelling, Historia Humana y Procesos Naturales están a punto de solaparse. Nuestro filósofo aseguraba en su juventud que la diferencia fundamental entre Naturaleza e Historia era la recurrencia causal de los fenómenos de la primera frente a la irrepetible espontaneidad de los segundos; la concatenación de la Historia estaría regida por la lógica de la libertad humana; los fenómenos naturales por leyes a priori, debían ser, por tanto, necesariamente repetibles. Nos encontramos pues con estas dos afirmaciones: a) "Los sucesos naturales pueden deber su inclusión en la Historia, en general, a la ignorancia de los hombres"; b) “los sucesos que se ven repetidamente de una manera regular y periódica, no pertenecen a la Historia.

O lo que es lo mismo: la Historia Humana se encuentra regida por la figura del vector del sentido (el modelo ideal del Progreso y el point of no return histórico), mientras que la Naturaleza opera como un loop en un eterno retorno de lo mismo pero no de lo igual (lo que se modifica es nuestra comprensión –siempre creciente según este modelo- de tales fenómenos, esto es: la proyección a cada momento más adecuada de modelos de comprensión racionales).

Las inundaciones sobre Polonia parecen asestar el último golpe a este modelo gastado. En este país está, digamos, lloviendo sobre mojado. ¿Debemos comenzar a considerar las catástrofes naturales en nuestro programa histórico? ¿Debe enseñarse el huracán Katrina en la Facultad de Historia? Como ya sabemos, Montesquieu daba una importancia fundamental al clima en la determinación del espíritu de los pueblos; hasta el punto de que en su viaje al Peloponeso achacó a un cambio climático la desaparición de los valores filosóficos y literarios de la Grecia Clásica. Desde Nietzsche, hemos tomado conciencia de la repetibilidad de la historia y hoy nos es más cercano un modelo pendular. En Polonia la Historia se repite en esta ocasión tres veces: primero como inhóspita ausencia (velado aniquilamiento de toda una raza merced al fiat de un Führer), después como drama (muerte del presidente en accidente aéreo con tufillo conspiratorio) y más tarde como tragedia (la fatalidad de unas lluvias torrenciales). Si algo caracteriza a este Eterno Retorno de lo real en Polonia, es un desplazamiento paulatino en cada permutación hacia modos de sufrimiento más fatales, en el sentido de que no se derivan de ninguna voluntad, simplemente acaecen repetitivamente en un acercamiento al dolor en su estado puro: realidad radical sin culpable ni motivo. Las inundaciones no son –de nuevo culpa de nadie. Pero ahora no sabemos si añadir un “y por tanto de todos” al final.

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