Como ya se dijera en Esparta: regresa con el rinoceronte o sobre él. El elefante de Cattelan se ha cagado la pata abajo. No me extraña se haya escondido bajo la manta, cual Dumbo esperando a que su mamá le cambie los pañales. Ante el acorazando Rhinocerus, una manta de seda. El rinoceronte llega, y no está enamorado, tampoco lo está de la semiótica: no sabemos todavía si se trata de un apóstrofe, o si su cuerno es un índice que apunta a la linea infranqueable del cielo.
jueves, 6 de mayo de 2010
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vaya, esto del elefante, no dejo de encontrar interpetraciones plausibles, será porque es tan mala... que cualquier cosa le va bien, intento justificarla quizá porque en el fondo puede resultar una pieza "simpática" en cierto modo, aunque naif también... con lo de el título "afraid love", no es ya que hable de la timidez sino que es una pieza vergonzosa, que da casi que verguenza ajena vamos...
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