miércoles, 6 de enero de 2010

Dos fragmentos y una sentencia de Camus

"El pensamiento de un hombre es, ante todo, su nostálgia"

“Al contrario que Eurídice, lo absurdo no muere sino cuando se le da la espalda. Una de las únicas posiciones filosóficas es, por lo tanto, la rebelión. Es una confrontación perpetua del hombre con su propia oscuridad. Es exigencia de una transparencia imposible. Vuelve a poner al mundo en duda en cada uno de sus segundos. Así como el peligro proporciona al hombre la irremplazable ocasión de asirlo, también la rebelión metafísica extiende la conciencia a todo lo largo de la experiencia. Es esa presencia constante del hombre ante sí mismo. No es aspiración, pues carece de esperanza. Esta rebelión es la seguridad de un destino aplastante, menos la rebelión que debería acompañarla”[1]

“Lo absurdo no libera, no liga. No autoriza todos los actos. Todo está permitido, no significa que nada está prohibido. Lo absurdo da solamente su equivalencia a las consecuencias de esos actos. No recomienda el crimen, eso sería pueril, pero restituye al remordimiento su inutilidad. Del mismo modo, si todas las experiencias son indiferentes, la del deber es tan legítima como cualquier otra. Se puede ser virtuoso por capricho.”[2]

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[1] Albert Camus: El mito de Sísifo, Ed. Losada, Buenos Aires, 2004, p. 68.
[2] Albert Camus: El mito de Sísifo, Ed. Losada, Buenos Aires, 2004, p. 82.

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