domingo, 10 de enero de 2010
El Pontiac de Utray crea escuela
Extraño fue el funeral que se celebró el pasado jueves 17 de septiembre en Saluda (Carolina del Sur, EEUU): Lonnie Holloway fue enterrado con su Pontiac Catalina de 1973 haciendo las veces de ataúd. Ese fue uno de los últimos deseos formulados por este hombre, que muestra claras evidencias de amar profundamente a su coche.
Así, sentado en el asiento del conductor y con el sombrero puesto, Holloway comenzó su eterno reposo bajo tierra. También se llevó consigo todas las armas que coleccionaba para ‘evitar que cayeran en malas manos’. Y mientras el cura cerraba el sermón con las palabras ‘es lo que el Sr. Holloway deseaba’, sus seres más queridos pronunciaron el ‘amén’ de rigor viendo como una grúa introducía el Pontiac en el nicho.
Leyendo entre líneas bien podría parecer una metáfora de la quiebra de General Motors, pero sólo se trata de una curiosa casualidad. Que Lonnie Holloway descanse en paz y disfrute de un largo viaje por su propia ‘autopista hasta el cielo’.
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