

Todos los visitantes medievales de Jerusalén, independientemente de su credo religioso o político, se sintieron conmovidos por este edificio, que destacaba sobre una inmensa explanada pavimentada de mármol. Nada similar podía verse en ningún otro lugar del mundo, por lo que se identificó la Cúpula de la Roca con el templo de Salomón. Esta identificación se facilitó por la coincidencia de elementos decorativos, por supuesto simbólicos (vides, palmas, espigas, granadas) en ambas construcciones. Tengamos en cuenta que la mayoría de las gentes, en aquel tiempo, carecían de conocimientos históricos e ignoraban que el templo de Salomón había sido destruido varios centenares de años antes. Por ello la identificación de ambos edificios, o la identificación de la Cúpula de la Roca con el templo de Salomón, fue general entre musulmanes y cristianos. Tras la conquista de la ciudad por los cruzados, en el año 1099, la mezquita pasó a llamarse Templum Domini y el establecimiento sobre la misma explanada de la casa fundacional de los caballeros templarios, que ocuparon la adyacente mezquita de El-Aqsa, contribuyó aún más a la identificación general de ambos edificios
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