martes, 26 de enero de 2010



Desde un libro de la odisea que esta encuadernado con piel
de una pierna de un minero, a ediciones de bolsillo,



Leyendo el post de Taun donde habla de Rousseau, me pico la curiosidad y busque algo sobre la “bibliopegia antropodérmica” o encuadernación de libros con piel humana:

En 1543, el cirujano belga Andreas Vesalius (nombre latinizado de Andries van Wesel) escribió el primer atlas completo de anatomía humana que conoce la historia: De humani corporis fabrica, es decir, Sobre la estructura del cuerpo humano. Siete volúmenes, unas seiscientas páginas con más de trescientas ilustraciones (realizadas por su amigo Jan Stephen van Calcar, compatriota suyo y pintor, discípulo de Tiziano), que publicó a los 27 años y dedicó a Carlos V.

la edición de 1568 que se encuentra en la Brown’s John Hay Library, se encuaderno con piel humana. para mas info, buscar en http://dl.lib.brown.edu/libweb/ por autor Andreas Vesalius.



"Fue algo de lo más habitual desde el siglo XVII hasta hace relativamente poco. Cientos de estos libros se encuentran repartidos en bibliotecas, museos y colecciones privadas a lo ancho y largo de todo el mundo. Posiblemente, en la gran mayoría de ellos se desconozca esta cualidad porque a simple vista es imposible distinguir la piel humana a la de origen animal, y es necesaria una prueba de ADN para constatar su origen".

A principios del siglo XIX, en el reino unido era una costumbre habitual usar la piel de los criminales ejecutados para encuadernar libros. La mayoría de estos ejemplares se usaban para escribir las fechorías de estos mismos criminales.

*El Museo de Bury St Edmunds, en Suffolk, Inglaterra, posee uno de los ejemplos más conocidos de encuadernación antropodérmica. El sumario del juicio contra William Corder por el asesinato de la joven Maria Martin en 1827, fue encuadernado con la piel del asesino.



En la revolución francesa, las pieles de los nobles guillotinados se usaban para encuadernar ejemplares de la constitución francesa o paradójicamente, ediciones completas de Rousseau, del que los nobles se reían por sus teorías.

En la época Nazi, se sabe que la piel de muchos judíos acabaron como tapas de libros o incluso como pantallas de lámparas.

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