sábado, 2 de enero de 2010
instantanea de la muerte
El garrote de forma evolucionada, consistía en un collar de hierro que, por medio de un tornillo, con una bola al final retrocedía produciendo la muerte al reo por la dislocación de la apófisis de la vértebra axis sobre el atlas en la columna cervical, es decir se le rompe el cuello a la víctima.
Si la lesión producida aplasta el bulbo o rompe la cervical con corte medular, se produce un coma cerebral y la muerte es instantánea. Pero esto depende en gran medida de la fuerza física del verdugo y la resistencia del cuello del condenado, y la experiencia demostró que raramente sucedía así; la muerte solía sobrevenir por estrangulamiento, resultante de una serie de lesiones laríngeas e hioideas. Múltiples casos se daban en los que se alargaba la agonía del condenado. A título de ejemplo el informe médico de la ejecución del famoso Jarabo en 1958, observaba que la muerte no se había producido de forma instantánea, sino con "excesiva lentitud", el fallecimiento se produjo a los quince minutos, después de una verdadera tortura. Jarabo tenía un cuello poderoso y su verdugo, Antonio López Sierra era bastante débil físicamente. Se han producido casos aún peores en los que el reo ha muerto después de hasta media hora de espantosa agonía entre aullidos y contorsiones
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