martes, 1 de junio de 2010

Narval, Rinoceronte, Unicornio



Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas,v arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo,
hipsters con cabezas de ángel ardiendo por la antigua conexión celestial con el estrellado dínamo de la maquinaria nocturna,
que pobres y harapientos y ojerosos y drogados pasaron la noche fumando en la oscuridad sobrenatural de apartamentos de agua fría, flotando sobre las cimas de las ciudades contemplando jazz,
que desnudaron sus cerebros ante el cielo bajo el El y vieron ángeles mahometanos tambaleándose sobre techos iluminados,
que pasaron por las universidades con radiantes ojos imperturbables alucinando Arkansas y tragedia en la luz de Blake entre los maestros de la guerra,
[...]
Allen Ginsberg (Fragmento de Aullido)


Narval, Rinoceronte, Unicornio: EL ESCARABAJO

La palabra “beetle” significa escarabajo, pero es algo más que un nombre para el simple insecto coleóptero de andar torpe y cuerpo duro. Es también el figurativo que se emplea para llamar a las letras mal formadas y de rasgos torcidos y confusos: parecidas, de algún modo, a las patas de un escarabajo. Se puede agregar que es cierta imperfección en los tejidos, y que de igual modo puede llamarse, “escarabajo”, el resultado de no estar derechos los hilos de una trama, cuando se escribe, por caso, una historia ininteligible.


(De paso, así se llama en sociología a la persona o al grupo que rechaza los valores socialmente establecidos e institucionalizados, es decir aquel “elemento” indócil y a veces algo torcido.)

Por su lado, la palabra “beat” significa golpear, vencer, batir…, pero también fatigado, abatido, harto…

Y la palabra beatle, unión medio en broma de las dos anteriores (“beetle” y “beat”), significa más, mucho más: tanto como una generación o quizá tanto como varias generaciones. Una unión que es mucho mayor que la suma de sus partes, algo que está por encima de esas dos o tres palabras: escarabajo, golpeado, harto…

Viviendo en Tánger, abrió un restaurante, Las Mil y Una Noches. Uno de los habituales era William S. Burroughs. El restaurante quebró en 1958, entonces Gysin se retira a París, a un hotel de mala muerte, sí, el Beat.
El hotel cuenta con ventanas que dan a paredes del edificio de al lado, no tiene mucha luz, no cubre los requerimientos mínimos de seguridad y sólo tiene agua caliente tres días a la semana.
Un buen agujero para escarabajos.

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