Bizarros, Tsui Ting-Yin me dejó abatido esta semana. Fue de esos vértigos pero en mala. Les juro que prometía el próximo libro de la escritora, uno de thriller sobrenatural. Y todo su cuento de irse a blanco de manera extraña, me llevó incluso a pensar que estaba en una de esas ocasiones para arreglar el mundo. Pero como decimos coloquialmente en las Antillas Andinas, "guateó" (v. guatear: echar algo a perder). Gwai Wik (Pang Brothers, 2005) no era Gin Gwai (2002). Nada mejor para erradicar el bochorno recién consignado que volver a regurgitar Zombi 2 (Lucio Fulvi, 1979). Ya saben, la apuesta fílmica más conocida de Fulvi que seguirá llamando la atención por la secuencia acuática, aquella del instante jugoso y contradictorio, cuando la exquisita Susan es acosada por un muerto viviente submarino, zombi acosado a la vez por un tiburón tigre. Mientras tecleo la última línea de este posteo, miro a una tropa de anoréxicas que andan regalando tonteras. A propósito, promotoras sin rollos pero con gualetas.
sábado, 12 de junio de 2010
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