martes, 29 de junio de 2010

El frío se las trae aquí en las Antillas Andinas. La calefacción se sonroja y tartamudea como esas nenas que no han vivido una buena vida. Por más que busco, ese imperdible del Halcón Maltés (Dashiell Hammet, 1930), el putamadre sigue empedernidamente oculto. Y no es que trate de ignorar la versión fílmica. Como saben, en esto de prestar atención a los epígrafes, todos los nombres no dan el ancho de igual manera. Aunque, tal vez, exageré algo descontando el donaire de Huston que suele inspirar retruécanos, siempre aptos para bizarros. El asunto es lo tarde que es, debo llegar a la Cátedra y, maldita sea, debo postear algo sobre el cosquilleo aquel de las femme fatales. Miro de reojo los jotapegés de Domingo. El radiotaxi llegó. Entonces comprendí que mañanas endiabladas como la de hoy, no serían peores que otras.

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