viernes, 22 de abril de 2011

EL TIEMPO CASI RECOBRADO


Las acrobacias verbales de Vicente Huidobro buscaron la ruptura con las nociones preconcebidas de lo artístico. Sus caligramas pero también sus acciones poéticas encarnaron la urgencia de entender la experiencia artística como transgresión lingüística. Para eso, no escatimó en recurrir a cualquier medio de expresión con el fin de poner en entre dicho los signos convencionales de una tradición adscrita a la jerarquía de géneros. Trayectoria de la artes que, hasta la actualidad, está muy arraigada en la vida contemporánea. Altazor no es una pieza futurista pero la máquina y el movimiento pueden ser identificados en una especie de uso fotodinámico de la palabra. Cagliostro debía haber sido un avantgarde film protagonizado por actores del star system. Su candidatura simbólica a la presidencia en plena crisis política, con atentado a su vida incluído, es completamente ignorada como una experiencia artística. Lo interesante del aporte conceptual de Huidobro a las artes chilenas es su fracaso en ser decodificado por la visualidad de las artes locales. Siendo remitido como demiurgo sólo al territorio de la literatura. Incomprensión latente en su Mio Cid Campeador, donde mediante anacronismos y collages narrativos reescribe arrebatos genealógicos propios de quien viene de un pueblo abandonado en Los Andes.

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