sábado, 9 de abril de 2011


el pronòstico del tiempo advierte que mañana los coqueteos pseudo primaverales se van al carajo. mientras tanto, hojeo los collages de los mandràgora y hurgo por los poemas-murales de los quebrantahuesos. previamente, un breve paseo hacia el cajòn del maipo. me apetece compartir el accionismo de huidobro con mi hijo. siempre le digo que el arte chileno se quedò pegado en la dècada de los cincuenta y no ha salido de allì. ha sido la dècada màs larga del arte local. lleva a la fecha sesenta años y, por lo que he pesquisado, le quedan una infinidad de años para terminar. la ùnica novedad de los ùltimos años, que no cambia en nada la longitud del perìodo es que los artistas de ahora (lèase despuès de los años setenta) documentan lo que hacen. a parte de eso, màs de lo mismo. desde mi punto de vista, huidobro, con todo lo cabrón que era, inaugura y despide el afán del arte contemporáneo de por acá (1931). pretensión leída criticamente por los mandrágora (1938) y tensionada lúdicamente por los quebrantahuesos (1952). obviamente, todo esto fuera de la institucionalidad donde los montparnasse, los rectángulo o los signo hacían de las suyas. los cada harán un amago anti-institucional que es nada más que un asunto de reacción al autoritarismo en boga. en resumen, lo contemporáneo llegó a estas latitudes sólo con las acciones poéticas de huidobro, pasando por la de los mandrágora y rematados con la de los quebrantahuesos, sin que nadie de los adalides de las bellas artes, artes plásticas y/o artes visuales acusara recibo. algo que podría ser descrito como analfabetismo funcional a secas. no por nada, matta apretó cueva a cualquier lugar del mundo menos a éste. hasta el día de hoy, tanto su exilio (1933) como el de jorodowsky (1953) son mal leídos. saben, acaba de empezar a llover.

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