
Para los demás, la Felicidad acude solamente de forma casual; cuando menos se la busca, quizás aparezca. Buscaréis sin encontrarla; preguntaréis, y no obtendréis respuesta; golpearéis, y no se abrirá ante vosotros. La Felicidad es siempre un accidente divino. No es una cualidad definida; es la plenitud de las circunstancias. Es inútil mezclar sus ingredientes; en la vida, los experimentos que la produjeron en el pasado pueden repetirse sin fin, con destreza y variedad infinitas, en vano.
A.C.

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