sábado, 8 de enero de 2011

Día de los Reyes Magos. Primera sesión del “Satánico Doctor Arrabal”. No sé si fue más o menos lo que pensaba que sería. Tal vez. Lo único que puedo asegurar es que fue una sesión descabellada. No era la Great Central Gallery de 1917 con el strip-tease de Arthur Cravan ni la Braühaus Winter con poemas obscenos recitados por una menor de edad vestida de comunión y la participación especial de la policía requisando por obsceno un collage con el Adán y Eva de Dürer. Pero algo del legado de todo eso hubo cuando el proyector hizo lo suyo. Y Viva la Muerte, tan fundamental como revolucionario, sumergió a toda la troupe en esta pequeña joya alternativa que escandaliza, a cuarenta años de su estreno, como todo y nada que nos haya escandalizado antes.

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