Hay una foto de Mies van der Rohe bateando en un campo aparentemente florido. Digo aparentemente porque la foto está hecha en blanco y negro, así que aquello que a la vista son flores bien podría ser hielo. Sea como fuere: Mies está sólo y en un lugar inapropiado. Un poste de electricidad al fodo de la imagen no hace sino remarcar esta certeza de aparatosa y lúdica soledad: un arquitecto golpeando con poco acierto una bola con un bate, nada más -qué digo arquitecto: tán solo un hombre con los pantalones demasiado subidos, la camisa por dentro, los brazos sin remangar; un auténtico patán del deporte, de eso no cabe la menor duda-. Realizada desde el frontal izquierdo de nuestro bateador, la foto va dejando ver la aparatosa extensión del brazo anciano, el golpe dubitativo, los ojos cerrados y el paso al frente como de un niño batiendose en una guerra imaginariamente con la espada. ¿Tiene miedo? La pelota no sabemos muy bien si se dirige velozmente hacia su cara o en sentido contrario. También me gusta esa foto de Mies van der Rohe.
viernes, 6 de agosto de 2010
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