martes, 17 de agosto de 2010
querido amigo Cariceo, ahora que veo las fotografías "increibles" de las cabezas transplantadas me veo con mínimas fuerzas para mencionar un documental extraordinario que ví ayer: el de las dos gemelas siamesas iraníes (unidas por la cabeza) que porfiaron hasta sus treinta años para que las separaran. Me quedé, literalmente, estupefacto viendo como comían, dormían e incluso estudiaban juntas. Sus bailes eran de lo más siniestro y al jugar a la pelota se la pasaban de la una a la otra o intentaban ocupar el espacio mejor para disfrutar de cualquier juego. Llegaron a agarrarse incluso manía: discutían, se llevaban la contraria, porfiaban, pero eso sin dejar de estar pegadas. Todo el relato de la operación (en la que fallecieron) es demoledor. Treinta años inseparables y finalmente entraron bajo tierra en ataudes separados. Unidas hasta la muerte. Demasiado para el cuerpo o, para ser más literal, muy duro para el coco.
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