Fangs for the memory

Hace tiempo que le propuse a un director de cortometrajes italiano que se enterrara vivo, para ello debe prepararse a conciencia fisica y mentalmente, en el proceso: hacer flexiones correr varias millas al día, electroshocks en los tobillos..todo debe quedar documentado y posteriormente ser enterrado, camara en mano grabar su proceso de enterramiento y viaje desde Dublín hasta llegar al punto designado en Morille:

Inmerso en el ambiente circense, Browning fue aumentando sus habilidades entreteniendo al público. Tras pasar por todos los gremios posibles, alcanzó el punto álgido en su carrera de trotamundos representando a un “Cadáver viviente”, acto que se ejecutaba sepultándolo a dos metros bajo tierra, al interior de un ataúd dispuesto con ventilación especial y un compartimiento para guardar bombones cubiertos de chocolate. Los asistentes recibían entradas para el entierro y la exhumación, deleitándose con el regreso a la vida del muerto. La fructífera ilusión terminó cuando las autoridades de Madison, Indiana, prohibieron el espectáculo por violar el Sabbat y bajo el delito de fraude, multaron a la compañía por 14.07 dólares, cantidad que constituía el total de los ahorros de los integrantes.



“Los monstruos eran una cuestión que yo fotografié mucho. Fue una de los primeros motivos que fotografié y poseía un tipo de excitación terrorífica para mí. Yo empecé como a quererlos. Todavía hoy aprecio y quiero a mucho de ellos. Yo realmente no quiero aseverar que ellos son en sí mis amigos, sino más bien que ellos me hicieron sentir una mezcla de vergüenza y temor. Hay una cantidad de leyenda sobre los monstruos. Todo para ellos sucede como en un cuento de hadas. Los monstruos nacieron con su trauma. Ellos ya han pasado su prueba en la vida. Ellos son aristócratas”.


Un 27 de julio Diane Arbus se suicidó. Se había cortado las venas. Además presentaba los síntomas característicos de una sobredosis de pastillas para dormir.