Antes de partir al sur del país, mientras realizo los últimos ajustes a las microconferencias de la Cátedra Domingo Sánchez Blanco que serán dictadas en la Universidad de Concepción, debo postear algo pendiente: Terra Incognita. Así, en su momento, se conocían las Antillas Andinas. El azar objetivo hizo de Talca algo parecido al furgón customizado del V Virrey de Sicilia. Quiero decir, la ciudad de Piduco es un escenario de acontecimientos que requieren más de una lectura bizarra. Fue la primera frontera del territorio mapuche ante las expansiones inkas y luego las hispanas, también el lugar donde se firmó el acta de independencia de Chile (1818) y punto de partida del movimiento de la reforma agraria (1962) y, nada menos, que de los Mandrágora (1932). Todo esto, sumado a la historia de Jenaro Gajardo Vera registrando (1953) como propia a la Luna en el conservador de bienes raíces de Talca, obviamente, en épocas sin Lunar Embassy, Moon States o Lunar Registry. Hay algo en el gesto de Gajardo Vera que me recuerda al salmantino Francisco Javier Corrionero Sánchez. [ Colofón: La tarde de un 17 de febrero de 1987, en la mismísima plaza de armas talquina, decidí explorar los límites del imaginario común y corriente mediante un cuadro, una de esas pinturas sobre los momentos y visiones ocurridos en ese lugar y día específico, que dejé inconcluso aunque con el propósito manifiesto de versionarlo durante noventa años. No sin antes titularlo Fuckin'Marcianos. ]
domingo, 4 de julio de 2010
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