Si hablamos de ampulosidad, ostentación y fiestas orgiasticas a finales de la Edad Media no se nos puede olvidar la fiestuki organizada por el duque Felipe el Bueno en Lille, año 1453, como acto inaugural de la cruzada (sic; he buscado por todas partes esta cruzada, pero me consta que, oficialmente, la última terminó en 1291). El alma de la fiesta era una estatua de marmol con forma de mujer de cuyos pechos emanaba vino del que se servía a los comensales. Esta estatua estaba custodiada por un león de carne y hueso, simbolizando la defensa de la Cristiandad por el duque. Hubiera sido una ofensa simbólica atar al animal, con lo que los organizadores decidieron dejarle en libertad con algún que otro percance para los pajes que se encargaban de evitar que el animal se arrojara sobre los invitados nobles. Además de esto, amenizaba la velada una orquesta compuesta por un cuarteto de flauta, croatillos y campanillas de una reala junto al sonido del cuerno convocando a la caza. La orquesta, de más de 20 interpretes, tocaba sobre una enorme tarta dispuesta para este motivo y que más tarde fue engullida.
Esta hay que repetirla.
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