Activista por los derechos de los negros en los setenta, invocado a menudo como uno de los padres del rap (algo de lo que él se ríe) y practicante del llamado spoken word soul, cuarenta años atrás hacía cosas tan potentes ―y actuales, me temo― como «The revolution will not be televised» («La revolución no será televisada»).
Como les digo, tiene nuevo disco en la calle. De entre sus quince pistas, dos títulos me resultan especialmente adecuados en este momento: «New York is killing me» y el que da nombre al álbum: «I’m new here» («Nueva York me está matando» y «Soy nuevo aquí»).
Aquél a quien la ciudad no mate un poco cada día es que no vive ―o no ha vivido aún― en la ciudad. La experiencia de la urbe es, de eso no hay ninguna duda, absolutamente inhumana. Y quien, a ratos o todo el tiempo, no se sienta nuevo ―extraño, solo, outsider― en cualquier lugar y compañía, es que no se ha enterado de nada. De todo tiene que haber, claro.
Y luego está, como siempre, el demonio (la versión de Robert Johnson que les comentaba). Disfrútenlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario