(Carlos Eymar. El funcionario poeta, Elementos para una estética de la burocracia)
[...]
“Ahora voy a hablarles de un escorpión. Este escorpión quería pasar el río y le pidió a la rana que lo llevara.
—No —le dijo la rana—, no gracias. Si te dejo que subas a mi espalda puedes picarme y la picadura del escorpión es mortal. —¡Qué! —dijo el escorpión—. ¿Dónde está la lógica de tus palabras? —los escorpiones siempre tratan de ser lógicos—. Si yo te pico, tú te mueres y yo me ahogo.
Al oír estas palabras la rana quedó convencida y permitió que el escorpión se subiera encima de ella. Pero cuando estaban en medio del río sintió un dolor terrible y se dio cuenta de que, pese a todo, el escorpión la había picado.
—¡Y tú hablabas de lógica! —gritó la rana moribunda cuando comenzó a hundirse, arrastrando al escorpión bajo las aguas—. ¡No hay lógica en esto!
—Ya lo sé —respondió el escorpión—, pero no he podido evitarlo. Es mi naturaleza (caracter)”. Arkadin concluye: “Brindemos por la naturaleza…(caracter)” (Orson Welles. Mr Arkadin)
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