lunes, 22 de febrero de 2010

demoledora experiencia la de ARCO. Glaciación en los pabellones, dolor en los pabellones auditivos, flojera estomacal, miscelanea visual. Del NO aparatoso a la decoración gigantomáquica. De verdad: algo peor que un horror. Un completo aburrimiento. Cada año lo mismo, pero con menos gracia. Abracismo y sonrisas heladas. Un coñazo. Me quejo de vicio. Quería apartarme, entre otras cosa porque "no pinto nada", pero finalmente me volví a empanar en todo el sarao. Menos mal que aparecieron algunos colegas que no estaban tan demacrados como presuponía. La suerte que apenas tenía que escribir nada. ¿Qué decir? No tendría sentido hacer leña del árbol caído. El sarcasmo tiene límites, como la paciencia. Seguirá la inercia y de nuevo, el año próximo, volveremos hasta aquellos pabellones espantosos para dejarnos en la moqueta todas las esperanzas. De entrada: dolor de espalda, afonía, irritación ocular. ¿Quién da más?

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