Llámenme raro, pero el álbum que más me gusta de Dire Straits es su homónimo debut. Ahí está «Sultans of swing», una de las canciones más elegantes del negocio ―y con un solo a la altura de su glorioso título―, pero yo siempre sentí debilidad por «Water of love». La formación original del grupo sólo tenía un problema: eran demasiado buenos. Qué clase.
Esa vena americana que siempre ha latido en Knopfler (evidentemente su carrera no existiría sin J. J. Cale; alguien a quien Clapton también debe mucho, por cierto) está muy presente en aquel disco del 78 (pasada por el tamiz del gusto europeo, eso sí). Y donde aparece de nuevo ese tono ―y de qué modo― es en All the Roadrunning. El mundo no parece haberse dado cuenta, pero Mark Knopfler y Emmylou Harris (la diva del country rock) nos regalaron en 2006 un disco tremendo, sin pretensiones, sin grandes despliegues promocionales y grabado al alimón cuando sus respectivos compromisos les dejaban tiempo. Apunten, apunten: All the Roadrunning. Madre mía.
seré franco. como que dire straits me llegó cuando hicieron su videoclip "money for nothing". sí, sí, lo sé, broder. pero fueron uno de los primeros (si no los primeros a secas) en trabajar con animaciones digitales en sus cortos promocionales. si más no me equivoco, coinciden en los pergaminos con los kraftwerk y su videoclip "musique non stop". después de eso, vino la discografía. malditos años ochenta.
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