sábado, 27 de febrero de 2010

regreso de Coruña huyendo de la llamada "Tormenta perfecta". Como la metafísica meteorológica es la cienca más inexacta del mundo resulta que brilla el sol en madri, no se mueve la copa de los árboles y da la impresión de que sea la calma previa al apocalipsis. Al levantarme en el hotel Hesperia Finisterre de Coruña (lujo en estado puro) veo por la ventana como llueve con saña y en la piscina, a las 8,30 de la mañana a unas veinte personas nadando. No entiendo nada. En casa consulto Terra y me entero de que se ha producido un terremoto en Chile de 8,8 grados. Pienso en el título de mi exposición en la Trienal: "El terremoto de Chile". Tendré que volver a leer el relato de Kleist. Sueño con serpientes. Ayer hablé o mejor, cerre mi conferencia, mentando al médico sagrado: Asclepio. Enfermedad y arte. No conviene mentar la soga en casa del ahorcado.

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