sábado, 23 de febrero de 2013

Es un hombre totalmente insoportable. Al fin (mi reloj señalaba la una de la madrugada) vi el resplandor del agua



Nuestros ojos han visto grandes maravillas


Fue un paseo espantoso y que me acompañará en tanto conserve la memoria.

En los grandes calveros del bosque que iluminaba la luna me escurría por entre las sombras de sus márgenes. Avanzaba arrastrándome entre los matorrales, deteniéndome con el corazón palpitante cada vez que oía (como sucedió a menudo) el crujido de ramas rotas por el paso de algún animal salvaje. De vez en cuando asomaban por un instante grandes sombras que desaparecían enseguida... grandes, silenciosas sombras que parecían rondar con patas almohadilladas. Cuán a menudo me detuve con la intención de volver... Pero otras tantas veces mi orgullo pudo vencer mi temor y me empujó de nuevo en pos del objetivo que deseaba alcanzar.

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