jueves, 13 de diciembre de 2012

La sombra del negro


En la cola del pollo, esperando el trolebus. En esa posición se aprovecha uno para sacudirse la ponzonha que muchas veces hay en la primera linea. Estoy en una sombra auto-inducida y en el letargo más activo de la historia. El barro se empezo a cocer con la fugura de la perra negra como la noche. Las orejas en punta y al sacarlo de la cuneta fue un momento mágico-montuno. Esos segundos grabados en la memoria que te siguen y giran en el spin que no aciertas a separar entre suenho y realidad. De no ser por la mini escultura testigo del momento, después de más de 25 anhos. Guardada en el mueble del salon con libros, pipas y otros objetos.

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