jueves, 5 de agosto de 2010
cogía nueve habas negras y las arrojaba a su espalda sin volver nunca la mirada atrás.
“Lemures” era como los romanos denominaban a los fantasmas de los muertos. Durante las noches de los días 9, 11 y 13 de mayo estos ―tal era la creencia― salían de sus tumbas y vagaban por las casas hostigando con rencor a sus familiares vivos. Para conjurarlos se celebraba una gran fiesta pública además de una serie de ritos privados que tenían lugar en el seno de cada familia.
Mientras que de la ceremonia oficial apenas sabemos nada, conocemos parte de los ritos familiares gracias a la descripción que de ellos hace el escritor latino Publio Ovidio Nasón en su obra Fastos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario