Nació en Madrid en 1947 y vive en Zaragoza desde los 23 años. Isabel Guerra es una monja cisterciense cuya afición a la pintura le ha llevado a exponer en las principales galerías.
Conocida popularmente como la “monja pintora”, Isabel Guerra es una de las artistas españolas contemporáneas más reconocidas. Desde el convento cisterciense de Santa Lucía de Zaragoza, cultiva una pintura hiperrealista. Su pintura y literatura se alinean en la mejor tradición de la mística española, sin embargo escoge escenas cotidianas y mundanas, alejadas de la tradición pictórica religiosa.
Comenzó a pintar a los 12 años y aprendió sola, de forma autodidacta. Pero a la vez sintió la llamada de Dios, aunque es una decisión que se madura durante un poco más de tiempo. Sus cuadros transmiten paz, invitan a meditar. Ella sabe pintar “lo esencial”, por eso ha sido llamada la Pintora de la Luz. Muestra a través de sus cuadros la realidad de la belleza que la rodea. Cada cuadro tiene su propia historia, su vida, y en cada uno pone todo su corazón. Ha sido nombrada miembro de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Luís y de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Impresionante su pintura, observen los detalles.
Comenzó a pintar a los 12 años y aprendió sola, de forma autodidacta. Pero a la vez sintió la llamada de Dios, aunque es una decisión que se madura durante un poco más de tiempo. Sus cuadros transmiten paz, invitan a meditar. Ella sabe pintar “lo esencial”, por eso ha sido llamada la Pintora de la Luz. Muestra a través de sus cuadros la realidad de la belleza que la rodea. Cada cuadro tiene su propia historia, su vida, y en cada uno pone todo su corazón. Ha sido nombrada miembro de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Luís y de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Impresionante su pintura, observen los detalles.
La policía investiga en el convento de monjas de clausura Santa Lucía de Zaragoza el presunto robo de un millón y medio de euros, que la comunidad cisterciense guardaba en efectivo en el cenobio, situado en el barrio de Casablanca de la capital aragonesa.
La policía y el juzgado de instrucción número 9 de Zaragoza, que se ha hecho cargo del caso, indagan, además de la desaparición, el origen del dinero que, según han dicho las monjas a los agentes, guardaban en bolsas de plástico dentro de un armario. Fuentes de la investigación descartan, por el momento, el hallazgo casual por el, o los ladrones, del botín ya que lo único que "había sido forzado" era mueble en el que las hermanas escondían el dinero y es, además "lo único que desapareció del recinto". Las monjas, de momento, no han podido dar explicaciones plausibles sobre el origen de semejante fortuna entre las paredes del convento. "Dicen que son ahorrillos", informan las mismas fuentes.
En esta comunidad religiosa, que se dedica, entre otras tareas, a la restauración y encuadernación de viejos libros y pergaminos, vive Isabel Guerra, conocida como 'la monja pintora', cuyas obras tienen una gran demanda y altos precios. Hace unos años sus cuadros fueron expuestos y vendidos en la galería madrileña Sokoa. Los antiguos dueños han fallecido y los actuales propietarios ya no tienen sus pinturas en su catálogo, pero siguen recibiendo llamadas preguntando por ellas.
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