miércoles, 30 de diciembre de 2009
a Bonnard le divertía, y se comprende por qué, que "la pintura nunca haya inspirado a los hombres de letras". Negligencia, defecto de quienes no leen. Negloptencia, defecto de quienes, por demasiado leer y escribir, descuidan el ver. Hay algo profundamente subversivo en no querer expresar nada. Y, de ahí, en arrancar a todo quisque de su sueño sensorial desestabilizando sus costumbres y sus esperas. Se comprende la alegría de Soulages al callarse. Esa alegría nos obliga a reflexionar, y a limpiar nuestros espejos. Aunque también es cierto que algunos pintores no callan ni bajo la ducha. Frenéticos a cualquier hora, violentos verbalmente de amanecida. Pueden hacer como que son cubanos o incluso chapurrear algo en alemán. No es extraño, lo juro: lo he visto.
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