jueves, 16 de septiembre de 2010

estudié donde víctor jara cursó sus estudios básicos y secundarios, al lado de la ex-UTE donde sería detenido. nuestras “revistas de gimnasia” eran en el estadio chile, donde fue asesinado un 16 de septiembre de 1973. está de más decir que su nombre estaba proscrito. aún así, corría siempre un rumor fantasmal que un cantante “famoso” había estudiado en el colegio. en la economía de la censura, los nombres radiales entraban en la imaginación infantil y adolescente de mis compañeros de curso cuando el tema emergía en los recreos. en 1985, la portada de la revista del colegio llevaba un dibujo mío que homenajeaba clandestinamente al cantautor. al ingresar a la universidad, le cuento al ex-signo alberto pérez todo esto. mi entrañable maestro revisó el entorno, retrocedió en el tiempo y describió cómo ingresó en 1974 a escondidas al cementario general, junto al artista e historiador gaspar galaz, para homenajear a nuestro cantautor popular mediante una instalación efímera. desde entonces, fuimos amigos. todos estos recuerdos se vienen en picada y sin rodeos sobre mi cabeza, proporcionando un relato fluido y orgánico de cómo en los dolores emotivos repercuten los exabruptos de la historia. otro corte para digerir sin pudores los despechos y las expectativas amorosas de la storia. por sobre todo, a través de su música. su historia se sigue escribiendo y quiero detenerme en su notable invención visual de los quilapayún. víctor jara fue el segundo director artístico (1966-1969) de esta agrupación latinoamericanista, potenciando la emblemática vestimenta de ponchos negros de castilla y estudiados registros fotográficos donde las guitarras eran empuñadas con resonancias revolucionarias. todo parte del largo y fructífero trabajo colaborativo de Jara con los hermanos antonio (fotógrafo) y vicente (diseñador) larrea, responsables de la imagen gráfica de la cultura de la unidad popular y la carátula del primer álbum chileno sin créditos: x-vietnam, de quilapayún. me sobrecoge envejecer viendo cómo la imagen-ícono del cantautor fumando o de perfil, realizada por los larrea mediante la técnica de la foto quemada como carátula para los discos el derecho de vivir en paz (1971) y pongo tus manos abiertas (1969), pueblan en un constante update los murales y esténciles dispersos en esta cuenca cerrada llena de esmog.

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