"Batman no había logrado conciliar el sueño esa noche ni aún después de ingerir una buena dosis de barbitúricos. Lo desvelaba, en parte, el presentimiento de que algunas pesadillas lo obligarían a protagonizar episodios indignos de sus mejores hazañas, sobre las cuales, por lo demás, el insomnio mismo se encargaba de arrojar la sombra de una sospecha.
Junto a su pretendido amigo Clark, alias Superman, él nunca había sido más que un héroe de segunda fila. Por lo demás, el joven Maravilla se encargaba de asesorarlo en los momentos de peligro. Demasiado a menudo todo se reducía a dejarse llevar por los aires, en brazos de quien efectivamente era capaz de dominar el espacio de la velocidad de la luz y de retener, de paso, con las meras manos a cualquier tipo de transporte aéreo cargado de pillos.
El recuerdo de tales excesos y de su condición auxiliar relativamente pasivo en esas boberías, torturaba la memoria de Batman por partida doble, haciéndole ver en el espejo de su pasado el principio de su degradación heroica sin que le fuera dado lamentar su ingreso a una tierra incógnita para él, pero donde empezaba a pagar el precio de la verosimilitud con una repugnancia creciente hacia todo lo que fuera sencillamente imposible."
El recuerdo de tales excesos y de su condición auxiliar relativamente pasivo en esas boberías, torturaba la memoria de Batman por partida doble, haciéndole ver en el espejo de su pasado el principio de su degradación heroica sin que le fuera dado lamentar su ingreso a una tierra incógnita para él, pero donde empezaba a pagar el precio de la verosimilitud con una repugnancia creciente hacia todo lo que fuera sencillamente imposible."
(fragmento de Batman en Chile, Enrique Linh. 1973)
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