Un imperialismo de base económica intentará, como es lógico, llevar al mundo a un estado en el cual él pueda aplicar sin obstáculo alguno sus medios de poder económico, tales como bloqueo de créditos, embargo de materias primas, hundimientos de la divisa extranjera, etc., y en el que todo esto pueda bastarle. Considerará “violencia extraeconómica” cualquier intento de sustraerse al efecto de estos métodos “pacíficos” realizado por cualquier pueblo o grupo humano distinto. Hará uso de medios de coacción más severos, aunque desde luego aún económicos, medios que según esta terminología seguirán siendo apolíticos y esencialmenete pacíficos […] Finalmente el imperialismo económico dispone de los medios técnicos para infligir la muerte física por la violencia, armas modernas de gran perfección técnica puestas a punto mediante una inédita inversión de capital y conocimientos científicos, con el caso de que en caso de necesidad pueda disponer efectivamente de ellas. Eso sí, para la aplicación de tales medios se crea un nuevo vocabulario esencialmente pacifista, que no conoce ya la guerra sino únicamente ejecuciones, sanciones, expediciones de castigo, pacificaciones, protección de los pactos, policía internacional, medidas para garantizar la paz. El adversario ya no se llama enemigo, pero en su condición de estorbo y ruptura de la paz se lo declara hors-lo-loi y hors l’humanité; cualquier guerra iniciada para la conservación o ampliación de una posición de poder económico irña precedida de una oferta propagandística capaz de convertirla en “cruzada” y en “última guerra de la Humanidad”. (Carl Schmitt)
domingo, 5 de diciembre de 2010
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