domingo, 9 de septiembre de 2012

vengo de estar ayer en un bodorrio familiar. Escenas de película: manteo al novio, corte de calzoncillos y demás. Pero la escena mejor es cuando suben a la madrina a lo alto de una mesa para que haga un brindis y luego no dejan de gritar. Nadie quiero escuchar nada, lo importante es que alguien este en lo alto en plan "Josefina la cantora". El pueblo kafkiano de los ratones no está ya en disposición de prestar oídos a la cosa jerárquica. Comimos, como mandan los cánones, en plan caótico: de canapé inicial unas rebanadas de pan con sobrasada. ¡¡¡¡En Extremadura!!!! Ese es el jodido bodrio de la globalización. Podría aceptar que en Mallorca (cosa rara) sacaran sobrasada, pero en el Parador Nacional de Turismo de Plasencia. Es para ahorcar al cocinero. Luego queso pésimo de otras comarcas, cazón frito (típico andaluz si no me equivoco) y morcilla en mousse. Luego es normal que la gente desbarre y se ponga los manteles como capas romanas. Para poner el mundo patas arriba la plebe tiene conocimientos prácticos ancestrales. El desorden shakesperiano, aquel "time is out of join" impone su "ley".

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