la soledad y el
silencio definitivo que mencionan las últimas palabras de Hamlet. Las
obras maestras hacen al hombre casi tan desdichado como el amor: lo
arrancan de la vida cotidiana y luego lo envuelven en sus redes.
Prometen, pero al final no dan nada. Desearíamos fundirnos con ellas,
incorporarlas a nosotros, pero nos rechazan y generan un anhelo que,
carente de meta, no puede satisfacerse.
domingo, 9 de septiembre de 2012
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