miércoles, 5 de septiembre de 2012

hablo con Domingo de la necrológica del mecánico klossowskiano. No damos para funerales. Parece ser que está embarcado en el despelote padre. Le recomiendo que se abrigue y a ser posible haga sus malabares sexuales con un loden. Me acusa de viejuno pero creo que su barriga le delata. Como soy el director "at large" de la pelí frenética recomiendo algunas "citas eruditas": introducir en la secuencia de quema de peluches una referencia al film cutre de los mercenarios que está ahora en cartel. Un meta-cameo por the face. Concretamente, tomar la cara convulsa de Stallone y su mítico "no siento las piernas". También sugiero, por el tema campestre alguna alusión velada a los duelos de "Barry Lyndon". Todo, como de costumbre, es recibido con entusiasmo. Anochece en Madrid y mi buen amigo Domingo se adentra en la selva oscura sin cicerone ni "Divina comedia" en el horizonte. Larga vida a los que les cuelgan los huevos, incluso a aquellos que supieron agitarlos cual badajos de campanas herrumbrosas en piscinas de Jávea. Somos los patéticos herederos de Falstaff: hemos visto demasiadas cosas y nos queda el placer de contar batallitas. Que no nos falten.

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