miércoles, 19 de septiembre de 2012

montani semper liberi

-Cuando lleguemos- explicó con un tono desfalleciente, monóto- no- debe ir hacia la estación lejos de mí, como si no nos conociéramos. Yo compraré los boletos y le deslizaré el suyo en la mano al pasar a su lado. Luego usted se irá a la sala de espera para mujeres, de primera, y se sentará allí hasta diez minutos antes de que el tren salga. Entonces saldrá. Yo estaré afuera. Usted irá a la plataforma, primero, como si no me conociera. Puede haber ojos vigilantes que saben qué es qué. Sola, usted es sólo una mujer que viaja en tren. Yo soy conocido. Conmigo,usted puede ser reconocida como Mrs. Verloc, huyendo. ¿Me comprende, querida?- agregó con esfuerzo.

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