viernes, 23 de octubre de 2009
Nota sobre Edipo
Recordemos que Edipo no estaba loco ni era un ignorante, mucho menos un desaforado. De él nunca se predicó que fuera un idiotes que buscara el beneficio privado o se alejara de la plaza pública. Al comienzo de su tragedia se nos aparece dictando la que será su auto-condena con sensatez y rectitud. Aquél, que para Schopenhaue fue el filósofo primero, comentió el error de pulsionalmente regresar hasta el origen uterino, creyendo conocerse por medio del concepto de hombre que ha inferido ante la esfinge y queriendo cambiarse a si mismo. En su camino se encuentra, inevitablemente, con el poder falocrático del padre que terminará castrando. Ser rey. Aquello en que se convierte será su propia perdición. El poder no se corrompe, es la corrupción misma, involuntaria e inconscientemente; lleva a los hombres hacia su destino.
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