martes, 9 de noviembre de 2010
"La pregunta acerca de la poesía después de Auschwitz ha sido reemplazada con la de si es posible leer a Adorno y Horkheimer junto a la piscina" (Jameson). Tremenda chorrada. Yo llevo toda la mañána leyendo a Jameson e incluso a Adorno mientras escucha a Webern y las disonancias del autor de "Dialéctica negativa". Poner la piscina junto al campo de concentración es algo que solamente puede realizar alguien que intenta precariamente "postmodernizar" la teoría crítica. Intento fallido e incluso patético. El marxismo, verdaderamente tardío, de Jameson produce, en ciertas ocasiones (siento ser tan crudo querido Heterodoxo), indignación. Supongo que él no lleva a la piscina nada que aspire a revelas el "contenido de verdad" de las obras de arte. Lo que no parece sensato, después de Auschwitz, es seguir con la cantinela de derrota y la tristeza del veterano de ninguna guerra.
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