miércoles, 17 de noviembre de 2010

LA MUJER SE SUICIDA


No es la muerte, sino una idea de la muerte, lo que te inquieta.

Cuando se dice que pierden la cabeza, es lo que pensaría cualquiera con sentido común ante el caso de la poeta chilena Violeta Parra, quien se suicida luego del rechazo amoroso de un hombre treinta años menor que ella. Un famoso psiquiatra venezolano, Fernando Rísquez, dice que el suicida mata a la madre y el homicida, al padre. En Venezuela tenemos un alto número de homicidios diarios y un serio problema social con el padre ausente.


Tengo el presentimiento que he de vivir muy poco. Esta cabeza mía se parece al crisol, purifica y consume, pero sin una queja, sin asomo de horror. Para acabarme quiero que una tarde sin nubes, bajo el límpido sol / nazca de un gran jazmín / una víbora blanca que dulce, dulcemente, me pique el corazón”.
“Yo no sé de la infancia más que un miedo luminoso y una mano que me arrastra / a mi otra orilla”.

“Con todas mis muertes / yo me entrego a mi muerte, con puñados de infancia, con deseos ebrios / que no anduvieron bajo el sol”.

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