martes, 9 de noviembre de 2010

en 1890, Edison y Westinghouse polemizaron, a través de los periódicos americanos, sobre cuál de las dos corrientes (la alterna o la directa) sería la más apropiada pra la primera silla eléctrica. Quien allí se aposentó fue William Kemmler que había matado a su amante de veintiséis hachazos en la cabeza. Edison electrocutó a decenas de perros, varios terneros e incluso caballos atados con arneses para demostrar que su método era el más eficaz. Cuando el seis de agosto de 1890, se procedió a la ejecución de Kemmler este actuó con extraordinaria serenidad: "Tómese su tiempo y hágalo bien, guardia", dijo cuando le ataron a la silla: "no hay prisa. No quiero correr ningún riesgo con este chisme, ya me entiende". Nadie estaba preparado para soportar lo que pasó. El tipo no falleció en el acto sino que se puso rojo oscuro, se le reventaron los vasos sanguineos y las uñas se le clavaron en la palma de la mano. Tenía toda la razón cuando solicitó que se hiciera bien. Esas cosas no se pueden hacer con prisa.

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