viernes, 20 de noviembre de 2009
Domingo regresó con los dientes de oro. Chet Baker los perdió en una paliza memorable. Anoche veía la película de Weber "Let´s get Lost". Insuperable. Ese era un verdadero canibal. De joven y sobre todo en su vejez deplorable. Vaya careto: imposible de olvidar. Hablaba como en un susurro con los ojos perdidos en la nada. Heroina, cocaina, metadona. Viajes terribles y grasa en el pelo. Dicen que combinaba mal los colores al vestir: chaqueta roja y pantalones granates pero luego resulta que tenía el aspecto más elegante que uno pueda imaginar. Hay que volver a este tipejo porque ahí, en sus baladas, late una verdad trágica.
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Cada vez que veo "Holocausto Canibal" del italo Ruggero Deodato recuerdo a Chat Baker. La película es puro jam arrabalero donde no existe el kino-glaz. Sin embargo, puedes identificar, de vez en cuando eso sí,cierta decadencia en los personajes que la película de weber dignifica. No por nada todos somos caníbales.
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