viernes, 27 de noviembre de 2009


recuerdo un mitin de Fidel Castro. Casi ocho horas. Cuando parecía que iba a perder el hilo, se inclinaba ligeramente y, como le gusta decir a Domingo, tiraba de braga, esto es, sacaba de la chistera invisible un teletipo en el que, indefectiblemente, cobrabamos todos conciencia de que el Imperio estaba provocando la catastrofe interplanetaria.

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