“Si con la tragedia la historia se muda al escenario, lo hace como escritura. Sobre la máscara de la naturaleza está escrito “Historia” en la escritura cifrada del tránsito”[1]
“Mientras el símbolo, en la transfiguración de la caída, el rostro transfigurado de la naturaleza se manifiesta fugaz a la luz de la salvación, en la alegoría la facies hipocrática de la historia se encuentra ante los ojos del observador como paisaje primordial paralizado. La historia, con todo lo que desde el mismo comienzo tiene de intemporal, de falto, se expresa en un rostro, no, en una calavera. Y tan cierto como que falta en ella toda libertad “simbólica” en la expresión, toda armonía clásica en la figura, todo lo humano, lo es también que no expresa sólo la naturaleza del existir humano sin más, sino la historicidad biográfica de un individuo en esa su figura de naturaleza caída plena de significado, como enigma. Este es el núcleo de la manera alegórica de mirar, de la manera barroca, mundana, de exponer la historia como historia del sufrimiento del mundo; como historia que no es significativa sólo en las estaciones de su ruina. A más significado, más ruina mortal, porque en lo más hondo es la muerte quien excava la quebrada línea de demarcación entre physis y significación”[2]
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[1] Walter Benjamin, Ursprung des deutschen Tauerspiels (“Orígenes de la tragedia alemana”) citado en Theodor Adorno: Actualidad de la filosofía, Ed. Paidos, Madrid, p.122.
[2] Ibid., pp. 123-24.
sábado, 28 de noviembre de 2009
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