(publicado en El Comercio. 28-11-09)
«Puede que tenga una voz y un ojo original, pero no encuentra nada original que hacer con ellos». Esta es alguna de las perlas que le dedicó la crítica a una de sus películas. A ellos, Harmony Korine (Bolinas, California, 1973) les responde con más trabajos y como en la tarde de ayer en el Antiguo Instituto con soberbia: «Soy el cineasta vivo más americano, porque soy el único que muestra cómo se siente América». Como ocurre en su última cinta, 'Trash Humpers' ('Folladores de basuras') presentada en el Festival las intervenciones del norteamericano no dejan indiferente a nadie. Ayer en el Antiguo Instituto acompañado del director del certamen José Luis Cienfuegos reflexionó sobre el cine en general y sobre sus muchos proyectos en particular. Para su 'Trash Humpers' que ayer pasaba el Festival se inspiró en las grandes bolsas de basura que veía en los suburbios de Nashville cuando paseaba su perro. «Me recordaban formas humanas, según la manera en la que estaban colocadas parecían bastante follables. Me acordé de los mirones que espiaban mi barrio desde las ventanas y asocié esas dos ideas». Con estas palabras resumía la que quizás sea la película más provocadora de esta edición y también la que causó más irritación entre el público. Su concepción radical quedó ayer patente «Creo que hay una lógica que está cambiando, el cine tiene que ser un poema de diez minutos, algo más tangible. Una peli es como un chiste que te ríes y respondes», dijo. Hasta el formato y la distribución se escapan en Korine al concepto clásico. 'Trash Humpers' fue presentada en DVD porque «crecí en la época del VHS y me aburre la discusión sobre cámaras y nuevas tecnologías. A la mierda, me gusta la idea de utilizar lo peor y sacar belleza de ello. La siguiente igual la hago en 3D» señaló. Con la distribución sigue el mismo camino transgresor, «pensé dejar una copia en la sede del FBI o en cada una de los cuarteles de la policía, pero al final me dió pereza, quizás la próxima lo haga».
En sus películas se repiten los suburbios de las grandes ciudades y personajes que cantan y cuentan chistes... «me encanta la gente que se muestra ante la gente. Me parece la forma más brillante de vivir de tu talento». La publicidad es otra aspecto donde Harmony deja su impronta. «No tienes ninguna libertad, pero es bueno para el alma. Haciendo anuncios de desodorante me siento más cerca de Dios». Y se fue como llegó, con una sonrisa en los labios.
«Puede que tenga una voz y un ojo original, pero no encuentra nada original que hacer con ellos». Esta es alguna de las perlas que le dedicó la crítica a una de sus películas. A ellos, Harmony Korine (Bolinas, California, 1973) les responde con más trabajos y como en la tarde de ayer en el Antiguo Instituto con soberbia: «Soy el cineasta vivo más americano, porque soy el único que muestra cómo se siente América». Como ocurre en su última cinta, 'Trash Humpers' ('Folladores de basuras') presentada en el Festival las intervenciones del norteamericano no dejan indiferente a nadie. Ayer en el Antiguo Instituto acompañado del director del certamen José Luis Cienfuegos reflexionó sobre el cine en general y sobre sus muchos proyectos en particular. Para su 'Trash Humpers' que ayer pasaba el Festival se inspiró en las grandes bolsas de basura que veía en los suburbios de Nashville cuando paseaba su perro. «Me recordaban formas humanas, según la manera en la que estaban colocadas parecían bastante follables. Me acordé de los mirones que espiaban mi barrio desde las ventanas y asocié esas dos ideas». Con estas palabras resumía la que quizás sea la película más provocadora de esta edición y también la que causó más irritación entre el público. Su concepción radical quedó ayer patente «Creo que hay una lógica que está cambiando, el cine tiene que ser un poema de diez minutos, algo más tangible. Una peli es como un chiste que te ríes y respondes», dijo. Hasta el formato y la distribución se escapan en Korine al concepto clásico. 'Trash Humpers' fue presentada en DVD porque «crecí en la época del VHS y me aburre la discusión sobre cámaras y nuevas tecnologías. A la mierda, me gusta la idea de utilizar lo peor y sacar belleza de ello. La siguiente igual la hago en 3D» señaló. Con la distribución sigue el mismo camino transgresor, «pensé dejar una copia en la sede del FBI o en cada una de los cuarteles de la policía, pero al final me dió pereza, quizás la próxima lo haga».
En sus películas se repiten los suburbios de las grandes ciudades y personajes que cantan y cuentan chistes... «me encanta la gente que se muestra ante la gente. Me parece la forma más brillante de vivir de tu talento». La publicidad es otra aspecto donde Harmony deja su impronta. «No tienes ninguna libertad, pero es bueno para el alma. Haciendo anuncios de desodorante me siento más cerca de Dios». Y se fue como llegó, con una sonrisa en los labios.
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