sábado, 28 de noviembre de 2009

“No es tarea de la filosofía investigar intenciones ocultas y preexistentes de la realidad, sino interpretar una realidad carente de intenciones mediante la construcción de figuras, de imágenes a partir de elementos aislados de la realidad, en virtud de las cuales alza los perfiles de cuestiones que es tarea de la ciencia pensar exhaustivamente [...] una filosofía que no admite ya la suposición de su autonomía, que ya no cree en la realidad fundada en la ratio, sino que admite una y otra vez el quebrantamiento de la legislación racional autónoma por parte de un ser que no se le adecua ni puede ser objeto, como totalidad, de un proyecto racional, una filosofía así no recorrerá hasta el final el camino de los presupuestos racionales, sino que se quedará plantada allí donde le salga al paso la irreductible realidad; si se adentra más allá en la región de las suposiciones, sólo podrá alcanzarlas de un modo puramente formal, y al precio de esa realidad en la que se sitúan las tareas que le son más propias”[1]

_____________________
[1] Theodor Adorno: Actualidad de la filosofía, Ed. Paidos, Madrid, 1991, p. 89 y p. 101.

No hay comentarios:

Publicar un comentario